Estudio que perfila a los altos ejecutivos de empresas IPSA destaca que el 41,4% ha trabajado en un único grupo empresarial y que del total, serían solo dos mujeres en el cargo, siendo ambas extranjeras.
Fuente: El Diario Financiero
Una alta rotación de gerentes generales han tenido las empresas con mayor presencia bursátil del país en el último año, lo que se ha traducido en cambios en el perfil de los mismos. Así lo demuestra el estudio de Humanitas/Cornerstone International Group sobre el perfil de quienes detentan los más altos cargos de las firmas que componen el Índice de Precios Selectivo de Acciones (IPSA).
Entre los resultados de las 30 compañías que se transan en la Bolsa de Comercio de Santiago, destaca que la edad promedio de los gerentes gerentes es de 56 años y aquella en la que son nombrados ha ido subiendo desde 43 años en 2010 a 47,7 años en la actualidad.
Una diferencia que para la socia directora de Humanitas / Cornerstone International Group, Ornella Bono, se relaciona con la valoración de la experiencia y una mirada más integral del negocio.
De hecho, la trayectoria promedio es de 22,8 años en las empresas que llegan a liderar. En la gerencia general el promedio de permanencia en el cargo es de 8,2 años y hay tres con más de 20 años en el puesto: Eduardo Guilisasti de Concha y Toro, con más de 30 años; Renato Peñafiel, de Grupo Security, con 25,9 años -y ahora asumió como presidente-; y Patricio Jottar, de CCU con 23,6 años.
El 41,4% de ellos, además, ha trabajado en un único grupo empresarial, un fenómeno en el que destacan aquellos que tienen roles en las áreas financieras.
Esto refleja, dice Bono, señales de que para las grandes empresas de algunos sectores ‘puede ser complejo incorporar altos ejecutivos que tengan trayectorias muy alejadas del negocio’.
A su juicio, su funcionamiento requiere de una mirada integral, que va más allá de los liderazgos sobre los equipos, negocios y capacidad de transformación en pos de la sostenibilidad de la empresa.
‘Se trata de hacer los negocios sostenibles no sólo de cara a los accionistas, a la sociedad y al entorno en que están insertos: colaboradores, clientes, proveedores, comunidades. Se necesita una visión que integre el rol social de la organización y las distintas variables que afectan su crecimiento y desarrollo’, explica.
De todas formas, el análisis da luces de un recambio generacional, siendo que el 51,7% de las empresas tiene gerente general hace cinco o menos años. De estos -que corresponden a 15 ejecutivos- siete fueron nombrados a partir de 2020.
Sin embargo, Bono asegura que el desafío es incorporar más mujeres. Del total de gerentes generales, hoy solo hay una mujer y se espera que en octubre asuma otra, ambas son extranjeras. Marta Colet de Aguas Andinas, quien es española, y en octubre asumirá la francesa Rosaline Corinthiene en Engie.
‘Hemos visto que en los últimos años han aumentado de manera importante la presencia de mujeres en Directorios, pero esto no se ha reflejado de la misma manera en las Gerencias Generales de empresas grandes y complejas’, enfatiza.
Trayectoria académica
El 48,2% del total de gerentes generales del IPSA estudió su pregrado en la Universidad Católica y 10,3% en la Universidad de Chile para su pregrado, habiendo una preferencia por las carreras de ingeniería comercial e ingeniería civil.
A nivel de postgrado, el 66% tiene uno, todos en el exterior, y 50% en Estados Unidos. Mientras que los altos ejecutivos que son extranjeros -es decir, el 27,6%- todos cuentan con estudios posteriores.
Además, el 45% cuenta con experiencia laboral afuera, mientras que el 43,7% no tiene ni postgrado ni experiencia en otros países.
Aquellos que no cuentan con un postgrado, siempre han realizado su carrera en el mismo grupo empresarial, cifra que llega 22,2% entre quienes estudiaron un MBA fuera de Chile.
Dado lo anterior, Bono señala que el postgrado es un elemento considerado por las empresas a la hora de buscar talentos para la sucesión, aunque no es una condición esencial.
Aquí entran, dice, la generación de ejecutivos que acompañó a las empresas en momentos de alto y rápido crecimiento económico, como fue la década del 90, por ejemplo, para quienes el costo de estudiar afuera y estar tiempo alejado de la firma era ‘alto’.