22/07/2020 | 2 minutos de lectura


Durante la primera quincena de mayo realizamos una encuesta a más de 169 directores, CEO’s y gerentes de primera línea de sociedades anónimas abiertas, fondos de inversión extranjeros y multinacionales, además de grupos económicos cerrados para conocer el efecto de pandemia al interior de las organizaciones.

Ante la pregunta sobre cuáles creían que eran las principales habilidades de los liderazgos que están surgiendo en esta crisis sólo un 28% mencionó la resiliencia, mientras que la mayoría se inclinó por otras como adaptabilidad (62%) y capacidad de comunicar de manera efectiva (32%).

Me atrevo a adelantar que, en una segunda versión de la encuesta, esta tendencia cambiará. La crisis y la incertidumbre que ella ha significado se han extendido más de lo esperado, poniendo a las organizaciones en un escenario tremendamente desafiante y, en muchos casos, teniendo que enfrentar dificultades operacionales, menores ventas o cambios profundos en los modelos de negocio.

Es por ello que la resiliencia se ha convertido en uno de los factores clave para salir de esta crisis y ser sostenibles en el tiempo. Entendiéndose por ella “la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos” (definición de la RAE), se puede inferir que la resiliencia engloba casi la totalidad de habilidades que permiten a las personas (y, por extensión, a las empresas) poder salir -incluso fortalecidos- de una situación como la que actualmente estamos viviendo.

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