25/03/2020 | 2 minutos de lectura


Hasta hace poco el dicho “business is business” era ampliamente usado y aceptado como una señal de que cualquier acción transaccional debía realizarse desprendida de toda emoción o lazo afectivo. 

Algunas señales sociales, como el 18-O, nos venían hablando de que esto estaba cambiando y que las empresas y organizaciones ya no serían rentables si no se relacionaban de manera transparente y cercana con sus colaboradores, con el entorno y la sociedad. 

Y la pandemia mundial en que nos tiene sumidos el virus Covid 19 vino a mostrar esta nueva realidad de golpe: no sólo tiene al mundo en una paralización de las actividades cotidianas sin precedentes en nuestra historia reciente, sino que además generará cambios profundos a nivel político, económico y social.

Calles y oficinas vacías, comercio sin funcionar y ausencia de turismo son sólo algunas de sus consecuencias.  Un panorama de detención, de inmovilidad que sabemos que terminará, pero no cuándo.  

Es casi seguro que muchas empresas, independiente de su tamaño, no sobrevivan el impacto financiero que esta crisis conlleva.

Otras, sin embargo, sucumbirán tarde o temprano por no saber adaptarse a este mundo nuevo que estamos presenciando. Si ya hablábamos de transformación producto de la digitalización, ahora hablamos de una metamorfosis aún más profunda y que tiene que ver con hábitos de consumo y una sociedad con otras prioridades.

Colaboración, transparencia, solidaridad  y empatía son elementos que serán determinantes en el proceso de recuperación de empresas y organizaciones. Porque no hay que olvidar que esta pandemia afectas a todos, sin distinción, pero la diferencia estará en cómo aborden el proceso de recuperación (para las que puedan hacerlo).

Como en todo, son las personas que las componen el factor clave y que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso, por lo que es seguro que veremos el surgimiento de nuevos tipos de liderazgo.

Si hay algo que está comprobado es que en los tiempos de crisis profunda la sociedad demanda líderes y organizaciones cercanas y, ¿por qué no decirlo? más “emocionales”,  y al mismo tiempo está dispuesta a castigar a aquellas que no lo sean. El “business is business” dejó de ser una frase aceptada y la rentabilidad está supeditada a la sostenibilidad.

  ¿Negocios seguirán siendo negocios? No lo sabemos. Al menos no de la forma que  conocíamos.  

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