01/09/2020 | 2 minutos de lectura


El data science es el nuevo oro, o el nuevo petróleo, como he escuchado decir a algunos expertos. Una afirmación que nadie podría negar (menos hoy), y que por lo mismo nos obliga a cambiar la visión sobre los liderazgos al interior de las organizaciones. La pregunta es inevitable: ¿contamos con el talento adecuado para interpretar la data y tomar las decisiones adecuadas con la información obtenida?

Lo anterior no es trivial, dado que es en escenarios de crisis (como el actual) en que se requiere la toma de decisiones ágiles. Al mismo tiempo, sabemos que para ello se requiere no solo contar con la mayor cantidad de información de calidad, sino también con la capacidad de procesar esa data, analizarla y unir nodos para sacar conclusiones más allá de lo evidente: la inteligencia de datos.

Esto se convirtió en uno de los ejes de la transformación del retail, por ejemplo.

Hoy, el cambio sin parangón en los hábitos de consumo generado por la pandemia del Covid 19, lo ha convertido en un factor vital para todas las organizaciones, sin importar el sector productivo al cual pertenezcan. La reciente alianza de Cornershop con Cencosud, la plataforma recientemente lanzada por Falabella (Fazil) y la integración vertical de empresas como Amazon (aún a riesgo de generar monopolios) son solo una muestra del cambio profundo en la forma de hacer negocios.

Sabemos que los hábitos de consumo cambiaron de manera profunda y -seguramente- permanente la forma en que las personas compran determinados bienes. Pero no solo eso, cambió también la forma en que las personas se desplazan, los lugares que frecuentan, cómo pasan su tiempo libre, en qué invierten, etc.

Si antes hablábamos de comunicación de masas, hoy vivimos un desafío opuesto: entender y atender las necesidades particulares de cada uno de los stakeholders (clientes, proveedores, colaboradores, etc), para disponer de manera ágil y eficiente soluciones atomizadas y hechas a la medida. El otro desafío es bajar esta inteligencia de datos al resto del equipo de personas capaces de incorporar la información que se recibe a los procesos operacionales de la empresa, y eso requiere un conocimiento profundo del negocio y la estrategia. Aplicar la inteligencia al negocio.

Si a eso le sumamos que también cambió la forma en que la organización se relaciona con sus personas con el teletrabajo y la digitalización de procesos como las cadenas de abastecimiento, podemos concluir que la inteligencia de data es la energía que hoy mueve a las organizaciones y marca la diferencia entre vivir o fracasar.

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