Humanitas

El rol del directorio en tiempos de incertidumbre

Lo estamos viendo en Chile: las crisis a nivel global nos demuestran que ninguna sociedad -por segura que parezca – está fuera de peligro de enfrentar un escenario crítico, el cual puede ser tan grave como repentino.

Una realidad que las organizaciones deben internalizar y anticipar. Un estudio realizado este año por la consultora PwC en Estados Unidos en la que el 98% de los ejecutivos consultados dijo creer que enfrentará alguna crisis en el mediano plazo, mientras que el 80% reconoció haber pasado por una.

Factores adicionales como la rapidez de la información y el impacto de las redes sociales (que han cambiado profundamente la relación empresa-entorno), ponen a las organizaciones en un escenario de riesgo constante.

Es por ello que el rol de los directorios -el cual debe evolucionar en forma permanente y siempre acorde con las necesidades de la sociedad- , tiene el desafío de adaptarse e incorporar el nuevo escenario como un factor crítico estratégico. Sabemos que muchos de ellos siguen analizando los efectos de la crisis social y económica que vive nuestro país. Para que esa instancia genere valor, es clave hacerlo desde el entendimiento de las claves sociales y una profunda conexión social para instalar temas que, inevitablemente, serán críticos para la sostenibilidad del negocio.

Es por eso que la conformación del gobierno corporativo se vuelve un tema clave. Contar con directores que, además de su probada calidad técnica, sean capaces de aportar una visión analítica y profunda en 360° (incluyendo lo financiero, legal, comercial, reputacional, relación con el entorno, etc). A lo anterior hay que sumar otras características relevantes en el contexto actual, como sentido social, empatía, capacidad de reflexión y adaptabilidad.

Todo ello es necesario para hacer de esta instancia un círculo virtuoso que sea capaz de mantener la mirada en lo esencial en un entorno de estrés y turbulencia, y de hacer cambios profundos en caso de ser necesario sin perder el equilibrio y el rol que cumple el directorio en la organización, que es mantener la mirada en el largo plazo y velar por la sostenibilidad de la empresa.

Publicado el 20 de diciembre de 2019 en Diario La Tercera – Pulso

Líderes gremiales para escenarios de crisis

En tiempos de crisis, en que el empresariado y las organizaciones están bajo un fuerte escrutinio público, surge la necesidad de debatir sobre la importancia y el rol de los líderes gremiales.

En efecto, en escenarios como los actuales queda en evidencia la necesidad de contar con líderes sectoriales que sepan plantear a la industria desde su rol social y su aporte al desarrollo del país, con una voz y contenido propios.

Para ello, deben ser capaces de aunar posiciones para generar una visión común y una agenda país que refleje la misión del gremio y su aporte al sector que representa y a la sociedad, en general.

Son estos dirigentes quienes actúan como la cara visible de la industria, y son justamente validados por el hecho de no representar a una empresa en particular. De ahí el desafío que tienen de ir más allá y plantear puntos y temas -muchas veces incómodos o disruptivos-desde una visión país, y con una fuerte conexión con la sociedad.

A lo anterior se suman otros factores clave, como un conocimiento profundo del marco regulatorio. Esto último es fundamental, ya que las reglas del juego que rigen a un sector productivo pueden incidir en fomentar u obstaculizar la inversión, además de garantizar la libre competencia.

El cómo hacer políticas públicas efectivas y entender la influencia de éstas en la gestión de los negocios son, al mismo tiempo, aspectos relevantes para que un líder gremial pueda efectivamente generar valor y aportar a la sostenibilidad de la industria.

Otro aspecto clave es que este liderazgo genere las confianzas necesarias no sólo para aglutinar y ordenar las distintas visiones que se producen naturalmente a nivel interno, sino que también sea capaz de tender puentes con autoridades, stakeholders, reguladores y la sociedad en general.

Chile tiene una larga tradición gremial que, en muchos casos, ha sido clave para el desarrollo del sector al que representa. Pero, hoy más que nunca, se requieren líderes que vayan más allá, y que tengan el coraje de poner ciertos temas sobre la mesa para hacer del suyo un sector que entienda la importancia de tener un rol social cada vez más relevante en un entorno que también es cada vez más exigente.

Columna publicada en La Tercera Pulso el 29 de noviembre de 2019.

“Licencia social”: Un nuevo paradigma organizacional

Aún estamos tratando de entender y procesar los hechos recientemente ocurridos en nuestro país. Pasará tiempo antes de que podamos sacar lecciones y aprendizajes, con un análisis realizado desde la ponderación y con la altura de miras que la situación requiere. Lo que sí se puede concluir es que el escenario cambió, y que el mensaje nos llegó como una bofetada.

Lo anterior es especialmente importante para las empresas y organizaciones: parte del descontento social se dirige al sector privado, y quienes no acusen recibo con premura y de manera estratégica ponen en riesgo su sostenibilidad.

Resulta una obviedad, más aún cuando llevamos tiempo hablando de este nuevo entorno, más desafiante e incierto, pero deja de ser tan obvio cuando vemos que aún queda mucho por avanzar.

Esto exige nuevos liderazgos que generen un cambio de paradigma desde la rentabilidad económica hacia una rentabilidad social, en que la reputación y efecto positivo de las empresas en las personas sea percibido como un capital, y valorado como tal.

De acuerdo con un estudio realizado por el World Economic Forum, cerca del 25% del valor de mercado de una empresa está directamente relacionado con su reputación, lo que convierte a la gestión y manejo de este tema en un eje estratégico para la sostenibilidad de cualquier empresa o entidad.

Todo ello ha tenido efectos en la búsqueda de talento y conformación de equipos. Uno de los principales es que, más allá de las habilidades “higiénicas”, tengan conciencia de este escenario en que lo meramente comercial ha dado paso hacia una rentabilidad social. Se trata de perfiles que integran lo higiénico con habilidades y trayectorias diversas, de talentos con una mayor conciencia social, con empatía y un fuerte sello innovador para generar nuevas instancias -disruptivas, muchas veces-, de impacto positivo en la sociedad.

Una buena imagen reputacional les da a las organizaciones una especie de “licencia social” para poder funcionar y desarrollar su negocio. En efecto, esta “aprobación social” es hoy más clave que nunca para llevar adelante el plan estratégico de la organización. Pero, como todo, requiere del liderazgo y el talento indicados que entiendan su calidad de crítica, y por lo mismo la gestionen y manejen como tal.

Columna publicada en La Tercera Pulso el 22 de octubre de 2019.